lunes, 10 de junio de 2013

¡El origen de verdad!

¿A que he dicho que la camiseta de The Punisher fue el origen de todo? Pues al buscar entre las fotos que he ido haciendo, me he encontrado un recordatorio de lo primero primerísimo que decoré. El muso sigue siendo el mismo, pero la prenda cambia. Cuando empecé a comprar ropa mientras estaba embarazada de Unai, ya me di cuenta de lo triste que era toda la ropa de bebé y, sobre todo, la de niño. Así que compré una chaqueta blanca y le cosí un monstruo naranja. ¡Algo vistoso entre tanto color pastel!


Le di muchas vueltas a cómo recortar y coser, pero al final me salió al contrario de lo que quería. De aquí también aprendí lecciones, claro, ¡como lo difícil que es coser sobre una tela con pelito! Si alguna vez tengo que volver a hacerlo, primero coseré todas las piezas a la pieza más grande y, luego, esa grande a la chaqueta. Y desde luego elegiré un dibujo que tenga menos recovecos... o pondré el dibujo sobre una base de bordes más regulares.

La parte de delante me parecía muy sosilla también, así que le cosí una tontería (porque ya estaba bastante cansada de dar puntadas con tanta esquinita del monstruo) y le cambié el lacito de la cremallera para que fuera a juego con mis muñequitos. Todavía no he tenido que comprar lazos, por cierto. Llevo años acumulando esos lacitos que ponen en las camisetas para colgarlas de las perchas. Se los corto porque yo las guardo en cajón y siempre me dio pena tirarlos. Así que esto es prueba más que visible de que tener un pequeño ramalazo del síndrome de Diógenes tiene sus cosas buenas.



Quedó monísima y Unai la usó mucho. Pero lo mejor es que después la usó nuestro segundo peque, Elio, y ha terminado el invierno con otra bebita que parece que también la ha usado un montón. ¡Qué maravilla!

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